Ya no hace falta hablar sobre la importancia de los sombreros en la historia de la humanidad (cada cultura ha tenido su diseño característico) para indicar que no hay nada de malo llevar uno puesto por estos lares. De hecho, las tucumanas parecen haber hallado el encanto en esta prenda, que en diversos negocios se agota cada vez que ponen un modelo nuevo en vidriera. "Fue increíble: trajimos unos 15 sombreros como para probar y tuvimos que volver a hacer otro pedido porque se nos acabó el stock rápidamente", se sorprendió Cecilia Saquilán, de Gala Boutique, adonde se venden sombreros fabricados a mano en San Telmo (Buenos Aires). Para Gladys Vega, de Simonetta, lo que le llamó la atención en esta temporada fue la "valentía" de las mujeres mayores para usarlos. "El año pasado se vendieron muchos en negro: el clásico. Hoy vienen por los de colores fuertes o por los naturales", agregó la vendedora.
Si bien no llegan todos los modelos a Tucumán, aún podés encontrar capelinas de paño, chambergos, Panamá (tradicionalmente de palma blanca con cinta negra), Fedora (el que usaba Humphrey Bogart en Casablanca) y algún cloche (ala corta). Pero si te quedás con las ganas de tener un modelo poco común, las compras por internet son una opción más que buena (probá con mercado libre, www.companiadesombreros.com.ar o www.thenetboutique.com). Algunos sitios no te cobran el envío si comprás por arriba de los $ 500.
Recomendaciones
La base del sombrero debe ajustarse a tu forma de la cabeza. Si queda muy arriba, quiere decir que es chico. El ala nunca debe sobrepasar el ancho de los hombros, porque, de lo contrario, el cuerpo quedará desproporcionado. La gente con frente ancha puede elegir cualquier modelo; si la frente es angosta, conviene optar por los de copa más bien alta. Entonces, para probar un sombrero hay que mirarlo en un espejo de cuerpo entero y asegurarse que esté en la proporción correcta, con la altura y la silueta en general.
En Ascot, los más extravagantes
La carrera de caballos Royal Ascot, de Inglaterra, se hizo famosa en todo el mundo por los excéntricos y casi imposibles sombreros de las espectadoras. La semana pasada se realizó la edición de 2013, y como es costumbre fue el momento del año en el que la alta sociedad y varios miembros de la realeza (como la reina Isabel, primera foto a la derecha) se juntan en un evento lúdico y tradicional. Algunas de las invitadas pecan de extravagantes y llevan sombreros que ni ellas entienden qué son. Pero eso no importa en Ascot, porque al protagonismo y a las críticas se las llevan los sombreros de las selectas invitadas.